Recordatorio.

Allá en tu mundo, siempre mío.
Eterna condena a ser la sabia artificial del amor.
Ellas te entierran bajo tantos besos.
Ellas por “eso”, te contemplan hasta durante el día.


Por más que caigas, ese paraíso es perenne.
Sus árboles no caen, y si lo hicieran no habría sonido para admitir.
Sus adornos son de hierro y sus estrellas, familiares.
Su sol, tu amante, y sus flores de piedra.
Por más que caigas, serás siempre el Rey.


Desde aquí te observa el desvelo.
Desde aquí olvidan que la noche no te ama.
Desde aquí no se ven tus lágrimas.
Desde aquí no es prudente tu recelo.


Porque sigo sin compararte.
Sin llegar al límite de mi vida.
Porque comencé la vida sin conocerte.
Porque a veces olvido cuando tanto te conocía.
Y continúo preguntándome si existe una carne que encause tu rebeldía.

Porque…

Desde aquí te aman; lejos del verdadero amor.
Desde aquí te escriben; ajenos de tu busto.
Desde aquí te admiran; sin conocer la belleza que nació.
Desde aquí te digo: “Siempre Fiel”.

 

Qué escribir de tí?  Qué escribir luego de tantas décadas de inumerables deseos?  Más bien parece ayer cuando el cielo se derrumbó hacia tí, porque era lo mismo que hacia mí. Una reverencia hacia este universo paralelo, se torna imposible.

Más bien se hace un asilo de piedras..  Esas que nos estorban de vez en cuando por ahí, en nuestros senderos.

Bella dinastía. No llamo a la misericordia, pero si a la veracidad de aquellos niños. Los que realmente miran 8 y no 4 de los dedos de la mano. Porque ellos saben mirar la belleza que nos rodea.

 

María.