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Como Huellas En El Mar

Conversación con el diablo

Conversación con el diablo

La idea principal es reencontrarse. El amor nunca fue devaluado en tal semejanza. No es lo claro. Pero en confrontaciones sólo podes apuntar a banalidades y no conseguir ese razonamiento al que quiero llegar. Es un espacio en el que te puedes sentar, tomar un café, y hablar un rato de la vida. Es la paz a la que nunca llegaste. La paz de ver algo con ojos de amateur. Y lo viste. Y no pudiste dejar la tentación. Porque susurra la oscuridad. Porque susurra, y sé que desea encontrarme.

- Imita al silencio, me cansas con tus aberraciones - refunfuñió luzbel.

- ¡No sé si podré ahora que mi boca no puede dejar de sentir! - grité desgarrada.

- Imita las palabras, pero elígelas bien - con la mirada oscura en su rostro, contemplé su intención.

- Ya no sé si alguien las escucha. - sollozando me quedé en silencio por un rato...

- ¡Déjate de cursilerías! - gritó descargando su furia en llamas.

- No lo son, es cierto. La pereza hace que las lágrimas sean más fáciles de secar.

- Intuyo sarcasmo de tu parte y no me agrada querida María -

¿por qué tiene que pronunciar mi nombre? En su boca queda demasiado provocativo...

- ¡Felicitaciones! - exclamé con el ceño fruncido.

- Bueno, no soy mejor oído. Sólo digo lo que te cuestionas. - luzbel con risas aterradoras. ¿Por qué se ríen así los demonios? que curiosidad...

- No puedo quedar callada, tampoco alguien reconoce lo que tengo para decir, entonces quedo atrapada en una reja de hojalata que quién sabe podría romper. ¿Te parece correcto? ¿Cuándo sabes que no es correcto? Esas retóricas me tienen loca.  - grité con indignación. - Podrías callarte de vez en cuando ¿no? - 

- Ese no es mi trabajo. Mi labor es hacerte pensar.  - instigó sonríente - Hacer que dudes.

- ¿En qué? - pregunté con ansiedad.

- En tu verdad. - dijo luz. 

- No hay verdad que valga en este mundo inútil. - dije con gran satisfacción.

- En realidad, el mundo al que querés entrar no hay acceso. No por ser vos. Sino porque ahora ya no sirve ser como eres - comentó - más si quieres intentar ser un alma pura. 

- ¿Qué me queda? - ya mi rostro se apagó confuso. Siempre tiene una respuesta..constantemente debe resaltar los defectos.. aunque intuyo que no queda otra que tolerar su vivencia conmigo.

- Vos. Te quedas con la conciencia de que hiciste lo que pudiste. Que los demás no supieran verlo eso ya no te concierne. Ahora… arrópate. Hace frío. - me ordenó - que será un largo viaje.

- ¡Desde cuando te importa! - exclamé con desdén - si de todas formas arderé.

-  Desde que tu alma me pertenece, amada mía - mencionó dichoso luzbel.

-  Siempre la tuviste. Nunca tuve la opción.

-  Mmm.  - dubitativo siguió - Todos tenemos opción. Sólo que algunas personas tienen el coraje de aceptarlas y otras no tanto. Sólo doy el empujoncito necesario.

-  Lo sé. 

Aceptamos con recelo algunas cosas. Las peores cosas que se te puedan ocurrir. Al fin y al cabo, el sistema se fuerza un futuro utópico y destructivo. ¡Qué digo! No queremos un mundo mejor. Sólo queremos pasar… como lo hacemos en la escuela raspando con un siete. Somos simples peones que sirven para distraer. Somos títeres manejados con automatización incluída. Nuestros universos son tan relevantes como lo son las cortinas. Pero… la cobardía es el peor pecado.

Ser malo no te hace feliz. Sólo te hace uno más.

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