Blogia
Como Huellas En El Mar

Espejo

Espejo

Hemos llegado hasta aquí, en una formalidad de sueños quebrados e iras montadas, en un escenario bizzarro y aburrido. Donde los eventos fueron creados por negligencias y rencores. Donde la cabeza pesa mucho más que el corazón. Donde los ojos cesan y se drenan sin ilusiones. 

Todo este tiempo, estuve deseando no verle el rostro que antes encontraba envuelto en mentiras y emboscadas. Donde lo veía y sabía dentro, muy dentro, que habitaba. Punzante, eterno. Y hasta aquí llegamos. En escudos impenetrables. Sin palabras de aliento, sin deseos fortuitos, sin suerte, con soledad, con innegable falta de autoridad. Dolor.. mucho dolor, y al final... siempre juntos.

Viernes por la noche, me encontraba acostada y encerrada dentro de mi cubículo, tibia y ordenada. Pensando en qué podría mejorar sobre algunas frases en mi cabeza cuando miro la vida que he estado llevando. En haber caído por fin en los brazos que estuve deseando tanto tiempo y que ahora ardiera. De la manera positiva, claro. Es sospechoso... no paro de pensar que es extraordinario, que es transparente y fuera de lo común. Me cuesta el saber que este hombre con tanto potencial se encuentre atado a mí de una forma u otra. Me gusta. Y me enloquece. 

También pensaba que el tacto es como una suave seda arropándome fuera de las pesadillas de todas mis inseguridades, de la falta de fe.. de sentirme una mujer fuera del alcance sobre éxitos. Del dolor intenso que el desconoce.. porque no quiero que realmente lo sepa. Que vea esas imágenes en mi cabeza. Quiero que algún día, no sabría cuándo, vea esta daga clavada en mi corazón que evita toda clase de calidez, y que él fue y será la única persona que despierta la leve llama dentro de él.

¡Cómo hablar! Si en los sueños también sé que habita y me empuja.

 

- Tienes que ser fuerte- me dije con aliento. - no vale este estado.

Apoyé mi cabeza en la almohada que me acompaña hace 20 años, suspiré fuerte, convincente embarcando mi mente lejos, muy lejos sin pruebas, sin ropa, únicamente mi alma viajando junto a la mente ... lejos.

 

-¿Visitándome nuevamente, luna?

- Àngel.. - murmuré.

- Deja eso ya, ven. - dijo con calidez y una mueca obstinada. 

 

Tiré el broche que sostenía mi cabeza, sostuve un trote a sus brazos y recordé.

 

- ¿Vivirás de esta manera, sin poder dormir realmente? - incitó con mueca burlona.

- Àngel.. quiero un juramento, un destino, que sea solo de ambos. - quebré nuevamente - te quiero en mí.

- No te diste cuenta aún; no puedo sentirte.. pero puedo entenderlo. 

- Mírame.. - terminé con lágrimas sostenidas.

- Te miro desde el primer día en que te conocí.

 

Cuando me desperté.. sentía ese calor tan único e irrepetible. Y sonreí.

0 comentarios